La economía argentina no dispone ni de un fondo soberano anticíclico, ni de fondos de pensiones locales, ni de un mercado de capitales interno profundo, ni de la opción de un salvataje externo del FMI, ni de una macro equilibrada, ni de un stock de reservas internacionales adecuado para hacer frente a coyunturas desafiantes como la pandemia o un shock externo. Solo cuenta con un conjunto de promesas como Vaca Muerta. Sin embargo, el país podría haber estado, sin duda, en mejores condiciones para afrontar una crisis como la del coronavirus. Pero los últimos gobiernos no supieron o no quisieron ser como la “hormiga” y prefirieron ser “cigarra”
mismo comprando dolares el BCRA pierde reservas
La economía argentina no dispone ni de un fondo soberano anticíclico, ni de fondos de pensiones locales, ni de un mercado de capitales interno profundo, ni de la opción de un salvataje externo del FMI, ni de una macro equilibrada, ni de un stock de reservas internacionales adecuado para hacer frente a coyunturas desafiantes como la pandemia o un shock externo. Solo cuenta con un conjunto de promesas como Vaca Muerta. Sin embargo, el país podría haber estado, sin duda, en mejores condiciones para afrontar una crisis como la del coronavirus. Pero los últimos gobiernos no supieron o no quisieron ser como la “hormiga” y prefirieron ser “cigarra”. Así unos se gastaron las reservas acumuladas durante la bonanza y otros echaron mano al endeudamiento externo para hacerse de divisas.Más allá de los sesgos ideológicos y políticos lo cierto es que en los últimos 17 años los países vecinos, no ya los tigres asiáticos ni ningún europeo comunitario, sino los pares de la región aprovecharon, lo que muchos dieron en llamar la “década ganada”, para acumular reservas internacionales. Basta con señalar que, en promedio, los países de la Latinoamérica multiplicaron por 7 el stock de las reservas internacionales netas, según datos de Macroview. Solo resta imaginar qué distinto sería el panorama para el Gobierno de Fernández si el BCRA en vez de tener poco más de u$s4.000 millones de reservas netas (básicamente Oro y algo de DEG) tuviera más de u$s70.000 millones. Eso es lo que tienen sus vecinos. Brasil por ejemplo en 2003 tenía casi u$s46.700 millones de reservas netas, en 2007 llegó a u$s163.500 millones y luego las estabilizó en torno de los u$s345.000 millones y hoy tiene u$s337.500 millones, lo que representa un 24% del PBI. O sea, que Brasil multiplicó por 7 el stock de reservas netas desde el 2003. Perú hizo algo similar, tenía en 2003 casi u$s10.200 millones las incrementó a u$s27.700 millones en 2007 y luego las fue elevando hasta los u$s72.300 millones actuales (representan un 36% del PBI). Por su parte, Colombia y Chile, que arrancaron la década ganada con u$s10.600 millones y u$s9.500 millones respectivamente, hoy disponen de u$s56.500 millones y u$s29.700 millones respectivamente, es decir, que multiplicaron el stock de reservas netas por 5,5. Para estos países el stock actual representa 20% y 11% del PBI. Sin embargo, los que más jugaron del lado de la “hormiga” fueron Paraguay y Uruguay que multiplicaron por 9 y 10 respectivamente. En 2003, Paraguay no llegaba a los u$s1.000 millones y Uruguay apenas superaba los u$s1.600 millones. Hoy tienen casi u$s9.000 millones y más de u$s16.700 millones respectivamente (equivalen al 22% y 29% del PBI).
Argentina, en cambio, que hasta el 2007 acumuló reservas por casi u$s41.600 millones tras partir de un stock de u$s11.300 millones en 2003, no esquivó los efectos de la crisis financiera global y de algunas decisiones desacertadas. Así empezó a des-acumulando. Luego de agotarse el superávit fiscal y de estatizarse los fondos de pensiones desde el 2011 el país se comió las reservas llegando a un stock de reservas netas nulo a fin del 2015 (la gestión Cambiemos aduce que era negativo). Y luego el gobierno de Macri se endeudó a “troche y moche” y así recompuso el stock de reservas netas que una vez evaporado por la crisis llegó el salvataje del FMI y terminó en u$s12.600 millones en 2019. No hay que llorar sobre la leche derramada pero para aquellos que toman decisiones públicas, tanto en el oficialismo como en la oposición deberían entender esto para no cometer los mismos errores de las sucesivas cigarras.