Messi lo hace de nuevo con un tiro libre mágico
2 minutos de lecturaEl Monumental estaba repleto con casi 85 mil personas que se desvivían por observar al campeón del mundo y a su genio. Sin embargo, la multitud había sido atrapada por el silencio. Argentina buscaba, pero no encontraba huecos. Ecuador, abroquelada con inteligencia, resistía. Quedaban apenas 12 minutos para el epílogo y el cero a cero no se rompía. Hasta que hubo una falta contra Lautaro Martínez bien cerca del área. Y el silencio se hizo escuchar aún más. Porque Lionel Messi acomodó la pelota. Todos intuían que se venía un momento para coleccionar.
El Monumental estaba repleto con casi 85 mil personas que se desvivían por observar al campeón del mundo y a su genio. Sin embargo, la multitud había sido atrapada por el silencio. Argentina buscaba, pero no encontraba huecos. Ecuador, abroquelada con inteligencia, resistía. Quedaban apenas 12 minutos para el epílogo y el cero a cero no se rompía. Hasta que hubo una falta contra Lautaro Martínez bien cerca del área. Y el silencio se hizo escuchar aún más. Porque Lionel Messi acomodó la pelota. Todos intuían que se venía un momento para coleccionar.
No hubo caso con la barrera nutrida por varios ecuatorianos, con uno de ellos dibujando el clásico cocodrilo para evitar un remate rasante. El 10 soltó el zurdazo con sensibilidad total, por arriba de esa muralla amarilla. Hernán Galíndez, el arquero argentino nacionalizado ecuatoriano, pensó en volar, pero cuando comprobó cuál sería el recorrido del tiro se resignó, se frenó y apenas miró cómo la pelota se metía a media altura, pegadita al palo derecho. Una delicia.
El Monumental estaba repleto con casi 85 mil personas que se desvivían por observar al campeón del mundo y a su genio. Sin embargo, la multitud había sido atrapada por el silencio. Argentina buscaba, pero no encontraba huecos. Ecuador, abroquelada con inteligencia, resistía. Quedaban apenas 12 minutos para el epílogo y el cero a cero no se rompía. Hasta que hubo una falta contra Lautaro Martínez bien cerca del área. Y el silencio se hizo escuchar aún más. Porque Lionel Messi acomodó la pelota. Todos intuían que se venía un momento para coleccionar.
No hubo caso con la barrera nutrida por varios ecuatorianos, con uno de ellos dibujando el clásico cocodrilo para evitar un remate rasante. El 10 soltó el zurdazo con sensibilidad total, por arriba de esa muralla amarilla. Hernán Galíndez, el arquero argentino nacionalizado ecuatoriano, pensó en volar, pero cuando comprobó cuál sería el recorrido del tiro se resignó, se frenó y apenas miró cómo la pelota se metía a media altura, pegadita al palo derecho. Una delicia.
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