El cepo ya es una "muralla": deuda récord por importaciones impagas y permisos aduaneros frenados
6 minutos de lecturaCon la excepción, por el momento, de las empresas que firman acuerdos de precios con el Gobierno –no pagarían el impuesto PAIS al acceder a las divisas para importar, de acuerdo con el decreto 433/23- los pagos de importaciones al exterior están virtualmente paralizados y las empresas renegocian hasta el extremo para evitar el default comercial.
Esta apreciación sólo aplica a las que consiguen autorización para importar y que deben recorrer el sinuoso camino de acceso a las divisas para cancelar pagos. La gran mayoría ni siquiera tiene este «privilegio».
El economista Salvador Vitelli estima que la deuda comercial del Banco Central acumula ya los u$s20.000 millones en lo que va del año. Sólo en julio las remesas pendientes ascendían a u$s5.400 millones.
«No se puede hacer nada«, sentencia Karina Castellano, directora del Departamento de Derecho Aduanero, Cambiario y Negocios Internacionales del estudio Lisicki Litvin y Asoc. La especialista comentó que las compañías «están sintiendo desde principios de agosto una parálisis por medidas de facto que se aplican vía formularios digitales«.
No se pudieron cargar solicitudes de importación
Remite a que no se pudieron cargar solicitudes de importación porque las empresas se encontraron con que la capacidad económica financiera (CEF) asignada por la AFIP «equivalía a 1 -lo que imposibilita operar– o bien que el CEF se había reducido, lo que afectaba el normal nivel de operaciones».
El CEF es el primer portón del cepo. En función del valor asignado por la AFIP, de misteriosa factura, se pasa al segundo portón: tramitar una SIRA (importación de bienes) o SIRASE (importación de servicios). Si se tiene éxito, recién entonces se valida el acceso al mercado de cambios (MULC).
Cepo: se dilatan los plazos para cancelar importaciones y la deuda comercial aumenta
Precisamente, el mayor inconveniente hace referencia esta última instancia: «Había fechas definitivas de acceso al mercado de cambios (MULC, es decir, el dólar oficial para importar) y de golpe desaparecían literalmente del sistema, o se cambiaban las fechas, o cuando se pretendía validar la operación en el banco, no se podía«.
Francisco Díaz Meyer, jefe de Mesa de Cambios en ABC Mercado de Cambios, reconoció que «por lo menos esta semana ya está funcionando el validador de AFIP, las 5 horas del mercado cosa que no venía pasando las últimas semanas«.
«Hoy la AFIP está controlando qué sale, qué se gira al exterior. Pero hay casos de operaciones que estaban conformes en los bancos, para pagar hoy, y que el cliente las había validado pero, al momento de cerrar cambio -cuando el Banco tiene que validarlas en la Cuenta Corriente Única de Comercio Exterior (CCUCE) que administra la AFIP- la misma AFIP bajaba el pulgar, o cambiaba las fechas de ingreso en el mercado. A algunos directamente les borraron las fechas, o los patearon de la semana del 25 de agosto a octubre o noviembre«, narró.
Situación compleja para los importadores
En tanto, el jefe de Comercio Exterior de uno de los bancos más operativos en negocios internacionales reconoció que «la situación es compleja porque la CCUCE funcionó con intermitencia y los bancos no podíamos validar la operación ni darles acceso al mercado cambiario a los clientes».
«Esto pasó en todo el conjunto de bancos en las últimas semanas», agregó el ejecutivo bancario, tras reconocer dificultades con la asignación del valor CEF y que «las pantallas del MOA de la AFIP (mis operaciones aduaneras) no presentaban un plazo definitivo: sólo aparecía un guión, lo que impedía acceder al mercado«.
El funcionario también suscribió el hecho de que se presentaron «cambios repentinos de los plazos de pago de las SIRA» entre otras cuestiones menores que también dificultaron el acceso al mercado, como «errores o inconsistencias, y el agregado del impuesto PAIS, con sus nuevas alícuotas para bienes y servicios, que obliga a esperar que salgan todas las normativas aclaratorias para conocer el universo de aplicación y quiénes van a estar exceptuados».
Eduardo Rotbard, director de Integra Comex, recordó que el punto previo se dio en los días previos a las PASO «donde le quitaron el acceso al 96% de las empresas que ya tenían asignada la fecha de pago».
A partir de entonces, la normalización incluyó la «dilación» de las fechas. «Según nuestros registros, el promedio es de dos meses, es decir, asignaron fecha (de acceso al mercado) alrededor del 27 de octubre, es decir, después de las elecciones», indicó Rotbard.
Díaz Meyer explicó que los clientes «no saben ya ni cómo decirles a los proveedores del exterior, que los vienen esperando hace 240 días, que van a tener que esperar entre 50 y 70 días más».
Los sistemas funcionan con intermitencias y las fechas de pago se suspenden o reprograman. Las empresas renegocian para evitar el default comercial
La incertidumbre es generalizada porque nadie sabe cómo funciona el sistema
«Es totalmente aleatorio. No es un tema de cupos, de bancos o de volumen. Pero lo que se está generando es que todos los días el Banco Central se queda con un positivo tras su intervención diaria de entre 30 a 60 millones de dólares porque la demanda está totalmente fuera de la cancha», explicó el operador de cambios. Todo esto, además, mientras no salen aprobaciones en Sirases (necesaria para el pago de fletes internacionales) y las SIRA lo hacen a cuenta gotas.
«Las Sirases salen poco y nada. Tenemos clientes de logística desesperados que tiraron más de 80 Sirases y no les salió ninguna, y que hace 75 días que no giran ni un dólar al exterior», explicó Díaz Meyer.
Rotbard agregó una nueva situación, vinculada a las zonas francas, enclaves que permiten postergar la nacionalización de las mercaderías y, así, el pago de los impuestos.
«Los que pagan ingresos a zonas francas están enfrentando nuevas trabas: antes el ingreso se podía pagar sin problemas y ahora se están restringiendo. Tal vez pusieron más CCUCE, que es la cuenta corriente para validar, y les están tildando el acceso al mercado libre de cambios a la ZFI5 (código para el ingreso de mercaderías a zona franca para almacenamiento, comercialización o reparación), que antes no tenían», explicó, dando a entender que siempre quedan vestigios vigentes para cerrar el cepo.
La complejidad se amplía con una devaluación que no sólo no fue aliciente sino que no configuró atractivo suficiente para que las exportaciones se potencien. Todo lo contrario: «Las empresas no pueden importar porque las divisas que necesitan no llegan porque no hay incentivo a exportar con el valor a 350 pesos», explicó Castellano, tras advertir sobre el nivel de «desmotivación del sector exportador, que también tiene inflación en dólares y no le resulta atractivo exportar en este contexto».
Para la especialista, es «demasiado grande» el desdoblamiento cambiario, y la situación se complica todavía más «porque no ingresa ni un sólo dólar financiero, sólo juegan los dólares comerciales».
El raquítico mercado de capitales de la Argentina impide que funcione como «segunda instancia de financiamiento», y se limita a ser un mero «mercado de cambios mediante el arbitraje de títulos públicos». Para Castellano, lo peor de todo es la naturalización de la «administración de la crisis».
«Miseria mata instituciones», graficó, al interpretar que la falta de seguridad jurídica impide recurrir a la vía judicial para reclamar. «En comercio exterior, cuando se interpone un reclamo, hay que tener en cuenta que los tiempos son extensos y la mercadería no puede quedar parada en el puerto porque corre un reloj» de costos, explicó.
Más allá de que «está mal visto recurrir a la justicia», tampoco funciona la sede administrativa: por ejemplo, cuando la CEF asignada impide operar o es igual a «1», el administrado puede pedir el reproceso. Si le sale desfavorable puede plantear la disconformidad. Pero es una respuesta que nunca llega.
COMEX