“Chocolate”, desconfianzas y millones en juego: en la Cámara de Diputados bonaerense ahora rige la “quíntuple firma”
4 minutos de lecturaTodos los actos administrativos deberán contar con el aval del presidente de la Cámara baja y de los cuatro vicepresidentes; así, sumaron dos rúbricas al mecanismo de contralor que rige para los contratos
Minutos antes de subir al estrado de la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires como nuevo presidente de ese cuerpo, Alejandro Dichiara hizo una moción desde su banca que se aprobó sobre tablas. Propuso la modificación del artículo 29 del reglamento de la Cámara, que se refiere a las autoridades que deben firmar las decisiones administrativas, para ampliar la cantidad de rúbricas, que se elevó de tres a cinco. Esto significa que, de ahora en más, cada acto que comprometa fondos u otro tipo de recursos de la Cámara de Diputados bonaerenses deberá ser firmado por el Presidente y los cuatro vicepresidentes de la Cámara baja.
Las firmas que figuran en los contratos quedaron bajo la lupa por el caso de las tarjetas de débito de empleados ñoquis que cobraba el puntero peronista Julio “Chocolate” Rigau. Con el cambio, las responsabilidades por las contrataciones de empleados se ampliaron a todas las autoridades.
Históricamente, en la Cámara de Diputados bonaerense –como en la mayoría de los cuerpos legislativos del país– la firma de los actos administrativos requería un solo aval, el de su presidente. Pero en 1999 se instauró la “doble firma”. En ese entonces gobernaba la provincia el peronista Carlos Ruckauf y La Alianza, con mayor cantidad de diputados, desplazó de la presidencia de la Cámara baja al peronista Osvaldo Mércuri, que pergeñó el mecanismo para mantener el control de los gastos y, con él, una importante porción de poder.
El sistema, que en los papeles y los discursos se presentó como una garantía mayor de control de los recursos del Estado, en los hechos terminó significando un aumento del “costo” de cada decisión que debía tomar la Cámara. Donde había que convencer a uno, ahora se debía convencer a dos, obligatoriamente.
La suma cambió en 2019, con la llegada de Axel Kicillof al poder y su desconfianza en los caciques peronistas del conurbano, que encumbraron como presidente de la Cámara baja a Federico Otermín, delfín de Martín Insaurralde. En la vicepresidencia quedó Adrián Urreli (Juntos por el Cambio), por lo que el mandatario impulsó (con respaldo del kirchnerismo) que la “doble firma” se ampliara a una “triple firma”, para darle la lapicera a un dirigente en el que Kicillof confiaba: Carlos “Cuto” Moreno, que asumió ese año como vicepresidente primero del cuerpo.
Desde ayer, ya no son tres, sino cinco los que deben firmar. En parte, cuentan en la Legislatura bonaerense, porque Cuto Moreno descendió un escalón y quedó como vicepresidente segundo del cuerpo.
Con el voto sobre tablas de los diputados, se cambió la redacción del artículo 29 del reglamento interno de la Cámara. “Los vicepresidentes deberán visar los actos administrativos del presidente”, fue la redacción que se aprobó. Este artículo, originalmente, establecía que solo el vicepresidente y el vicepresidente primero deberían visar las decisiones de la Cámara. En la jerarquía de autoridades que rigió hasta ayer, esas firmas correspondían a Otermín (Unión por la Patria), Urreli (Juntos por el Cambio) y Cuto Moreno (Unión por la Patria).
Con el cambio en el reglamento, de ahora en más firmarán los contratos Dichiara (presidente), Alexis Guerrera (vicepresidente), Urreli (vicepresidente primero), Moreno (vicepresidente segundo) y Alejandra Lordén (vicepresidenta tercera).
El cambio también habría servido para articular la negociación de las autoridades, que se votaron pasadas las 23 de ayer, después de una jornada entera de idas y venidas. Moreno (un histórico dirigente peronista de Tres Arroyos que en el peronismo consideran leal a Kicillof) bajó de la vicepresidencia primera a la segunda. Con el reglamento original, perdía la firma en los actos administrativos.
La modificación le permitió mantener su firma (y, por lo tanto, poder), pero, además, habilitó un cambio que extenderá el control a más personas en una Cámara que está bajo sospecha por los manejos con los contratos. Moreno fue el único de los integrantes de la conducción de la Cámara que no juró anoche, ese acto se pospuso. Una fuente que presenció las negociaciones advirtió que la “rosca” podría haber dejado algún enojo que se manifestó con esa ausencia.