Ricardo Darín: “Hasta el último de sus días, mi madre estuvo preguntándome si podría recuperar el dinero que había perdido en el corralito”
5 minutos de lecturaEstafados, defraudados, acabados. El sentimiento general al estallar la crisis del 2001, el 19 y 20 de diciembre de ese año, regresa en la contundente narración de 2001: el año del corralito, documental de History que se estrena el 5 de diciembre. El exhaustivo trabajo de archivo y la prolijidad de la edición se completa y se realza con la presencia de Ricardo Darín, como narrador en off y testigo de los hechos.
El actor participó de la presentación que llevó adelante César Sabroso -Senior VP Marketing y PR de la señal- para toda América Latina, y destacó cuáles fueron los sentimientos que lo atravesaron durante la realización del trabajo documental: “Es muy difícil sustraerse a impresiones personales y particulares, porque al vivir un atropello de las características de lo que ocurrió en el 2001, rodeado de tantos amigos, tantos familiares, tanta gente, el pueblo mismo, pretender poner de relieve la experiencia personal, es un poco imprudente. Aún teniendo en cuenta que en mi caso particular podría decirse entre comillas que no fui tan afectado, lo cual es una falacia. Pero sé de gente, de familiares, amigos, mi madre misma que sufrió muchísimo y todo lo que le pasó al pueblo en general del dolor, el sufrimiento, la tristeza, el abandono, la falta de respuestas. El atropello en sí fue realmente muy, muy doloroso”.
El especial que también va a estar on demand a través de History Play a partir del 1 de diciembre, sufrió muchos cambios a lo largo de su realización. En un primer momento se barajó la posibilidad de que el actor fuera un narrador presente, pero fue el mismo protagonista quien dio de baja esa idea: “Originalmente fui convocado con la idea de intervenir físicamente en algunos segmentos. Lo que ocurrió es que justo en ese momento yo estaba filmando 1985, una película que habla del juicio a las juntas militares [en la que interpreta al fiscal Julio César Strassera], pero todo mi aspecto estaba trastocado en función de la obligación que tenía para con la película. Así que expuse esto a la gente de producción y demás, que lo entendieron amablemente. No convenía que yo utilizara ese aspecto. Entonces nos quedamos con la idea de hacer una narración en off y eso fue lo que ocurrió. Me sentí orgulloso, honrado”.
Por cuestiones circunstanciales, Darín se ha topado en más de una ocasión con lo ocurrido en el 2001 desde la ficción: mientras en Nueve reinas aparecía tangencialmente, La odisea de los giles fue una certera radiografía de la época. Sin embargo, ninguna aproximación a la última gran crisis que golpeó a la Argentina, fue tan cercana al actor, como la dramática situación que vivió con su madre [la también actriz Renée Roxana], a quien el corralito la dejó sin ahorros y soñando con recuperarlos hasta el último día de su vida.
“Cuando yo digo que no me tocó personalmente, estoy apelando al entendimiento de los demás. Por supuesto que me tocó. Lo que ocurrió es que yo no tenía una cantidad de dinero en ningún banco y por consiguiente no tuve nada que reclamar. Pero sí le pasó a mi madre, y de no haber sido por la existencia de mi hermana y la mía, ella lo hubiese pasado mucho peor. Mi madre murió hace tres años. Hasta el último de sus días estuvo preguntándome si existía alguna posibilidad de recuperar el dinero que había perdido en un banco. Cuando faltaban algo así como un mes y medio para que se produjera su muerte, ella estaba muy deteriorada, físicamente estaba realmente muy mal, el desenlace se avecinaba y todo nos hacía suponer que iba a ser ineludible. Y por esas cosas extrañas que tiene la vida, con Florencia, mi mujer, un día que la fuimos a visitar decidimos mentirle”, contó el actor.
“Teniendo en cuenta que probablemente fueran los últimos días de su vida, mentí descaradamente, sólo para intentar tranquilizar un poco su alma, porque ella estaba realmente muy preocupada. Siempre estuvo muy angustiada por haberse sentido robada, estafada, atropellada, humillada y le dije que todo lo tenía en manos de unos abogados y que me habían dado esperanza de que eso se podía solucionar. Si hubieras visto el brillo de sus ojos en el momento que yo le dije eso, entenderías hasta que punto, creo yo, esa fue una mentira piadosa. Y que le vino bien”, aseguró.
Sobre el final, Darín no eludió la responsabilidad política, tanto en los hechos concernientes a diciembre del 2001, como en las sucesivas crisis que atravesó y atraviesa nuestro país. Pero eso sí, evitando caer en generalizaciones: “Tenemos tendencia a decir ‘los políticos’ y en esa definición entran todos. Y yo he conocido políticos o personas que se dedican a la política, que son personas saludables, honestas, sensibles. Y me siento especialmente mal cuando, recordando su forma de ser, los veo involucrados en una generalización como esa. Hecha esta aclaración me gustaría hacer foco sobre otro aspecto: mi esperanza no está cifrada en los políticos”.
“Lo que tenemos que recuperar, y es algo que los pueblos latinoamericanos tienden a olvidar con mucha facilidad, es que somos nosotros los que decidimos. No sólo con nuestro voto, con nuestro pensamiento y con nuestra voz, con nuestras acciones, sobre todo en esta era que es la era de la comunicación, la era digital, en donde una idea, una palabra, un sentimiento atraviesa pueblos y regiones en un instante. Lo que tenemos que hacer es no creer que son los políticos lo que no van a salvar, en todo caso, los funcionarios públicos, gente que hemos decidido, para bien o para mal, que nos representen y que tienen que cumplir con esa labor. A quienes debemos exigirles que nos escuchen permanentemente. O sea, la responsabilidad de los pueblos es de los pueblos. Sobre todo en términos de aprender, recordar y anotar”.
Fuentes ARG,Fuentes ARG